El proceso de expansión de la estrella KOI-2133 acabará por devorar el planeta Kepler-91b en un plazo inferior a 55 millones de años. Es la primera vez que se detecta un fenómeno como este. Los investigadores, liderados por científicos españoles, han estudiado el sistema formado por estos cuerpos celestes con técnicas similares al estudio de los terremotos y con mediciones del espectro luminoso.
Definitivamente el Cosmos al cuál observamos a diario, nos sorprende con sus misterios. En esta ocasión los científicos han hallado el proceso sobre cómo será el ocaso y muerte de un planeta. Los expertos han estudiado el sistema formado por una estrella gigante roja y su planeta (Kepler-‐91 b), cuya órbita es extraordinariamente próxima a la estrella. La estrella, una gigante también denominada KOI-133 y que ahora se encuentra en un proceso de expansión de sus capas externas, acabará devorando al planeta. Justamente esto es lo que se sabe hasta ahora, sucederá también con nuestro planeta Tierra en el futuro.
La atmósfera planetaria de Kepler-‐91 b, el nombre de este planeta, parece inflada, probablemente debido a la intensa radiación estelar, ya que el planeta está tan sumamente cerca de su estrella que tarda tan solo 6.24 días es dar una vuelta a su alrededor. Es, por tanto, el planeta más cercano a una estrella gigante roja conocido, lo que lo convierte en el primer candidato a ser engullido por su estrella. Esto sucederá en un plazo inferior a 55 millones de años, un periodo de tiempo muy reducido a escalas astronómicas.
La cercanía del planeta y el gran tamaño de la estrella implican que un ocho por ciento de la bóveda celeste del planeta estaría ocupado por la visión rojiza de su estrella. Si tenemos en cuenta que, en el caso de la Tierra, el Sol o la Luna ocupan en la bóveda celeste un 0.0005%, podemos hacernos una idea del panorama que podría verse en el cielo diurno de Kepler-‐91 b: una inmensa bola roja ocupando una fracción muy significativa del cielo y una intensidad luminosa extraordinaria.
Otra particularidad es que, dada la arquitectura del sistema, una fracción de la parte de la cara oculta del planeta debería estar iluminada. Un fenómeno análogo al sol de medianoche en los polos de la Tierra, pero que ocurriría en cualquier región del planeta. Comparativamente, en la actualidad, la estrella tiene un radio de 6,3 veces el radio del Sol y el planeta gigante gaseoso tiene un radio de 1,38 veces el radio de Júpiter y una masa de 0,88 veces la masa de Júpiter.
Fuente: agenciasinc.es
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Ocaso y muerte de un planeta
Ilustración por David Jimeno |
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