Generalmente tu aliento es invisible. Sin embargo, en los día fríos se hace visible ya que cada vez que exhalas creas una pequeña nube.
Aunque la temperatura en el exterior descienda, tu cuerpo se mantiene a 37 grados centígrados. Así, el aire que exhalas en un día frío está mucho más caliente que el aire de afuera.
Puedes sentir el calor de tu aliento si pones tus manos cerca de tu boca y exhalas. Cuando el aire caliente se mezcla con el aire frío exterior, el vapor de agua de tu aliento se condensa (se convierte en gotas de agua) y se forma una especie de nube pequeña.
Lo mismo sucede cuando el agua hierve en una cacerola. Al salir de la cacerola, el vapor de agua se mezcla con el aire frío del cuarto y se forma una pequeña nube.
Como la nube de la cacerola, la nube de tu aliento se desvanece y evapora. Pero cada vez que exhalas creas otra nube.
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