Si vas caminado por la niebla, sabrás cómo se siente tener la cabeza en las nubes. La niebla no es más que una nube en la superficie de la Tierra.
Como las nubes del cielo, la niebla está compuesta de gotas de agua o cristales de hielo suspendidos en el aire. Por eso tu piel se siente húmeda cuando caminas por la niebla.
En los valles y otras zonas bajas, la niebla se suele formar en las noches claras cuando el aire contiene mucha humedad y sopla con calma. Si no hay nubes que reflejen el calor de regreso al suelo, éste libera calor y, conforme el calor escapa, el suelo se enfría. La capa de aire cerca de la superficie también se enfría. El vapor de agua que flota en el aire se condensa, formándose una niebla delgada o neblina (abajo).
Normalmente, la neblina se "quema" durante la mañana mientras el sol calienta el suelo.
La niebla en la costa sucede porque el aire caliente y húmedo llega del Océano y cerca de la orilla pasa sobre una corriente fría. Luego sigue su camino a la tierra fría. Conforme el aire se enfría, una niebla densa, como una cobija, se forma en la costa. Este tipo de niebla se conoce como niebla monzónica.
Estas nieblas son más densas y duran más que la neblina descrita más arriba. Con frecuencia, impiden la visibilidad a lo largo de la costa, poniendo en peligro a las embarcaciones que se acercan a ella.
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